Se trata de un sensor que detecta concentraciones de etileno, incluso tan bajas como 15 partes por billón.

En el sensor se incorpora un catalizador de paladio a los nanotubos de carbono, de manera que el etileno, al unirse al paladio, aumenta la conductividad eléctrica del sensor. Se trata además de un proceso reversible cuando el etileno desaparece.

El sensor podría así monitorizar el estado de frutas y verduras al ser enviadas y almacenadas, ayudando a reducir el desperdicio alimentario. Ya se ha realizado la petición de patente.