Los envases activos aportan ventajas competitivas para las empresas. Conceptualmente representan una evolución desde el envase-envoltorio, que constituía la unidad de venta y protegía frente a agentes ambientales e identificar el producto, hacia el envase diseñado para incorporar o absorber deliberadamente componentes y que amplía su campo de actuación a distintos niveles: porque extiende la vida útil de los alimentos, porque mantiene sus propiedades sensoriales y nutricionales, o porque facilita tanto el procesado y como el consumo de los alimentos. En definitiva, se trata de innovar con productos con un mayor valor añadido.